Queridos lectores aunque este blog no lo tenía pensado como un parte de capturas en esta ocasión pienso que merece digna mención la hazaña que el pasado 1 Mayo llevo a cabo uno de los colaboradores del blog. Juan Fajardo es aparte de un gran pescador un mejor compañero y amigo.
Largas horas hemos pasado junto al charco buscando como no, que se hicieran realidad nuestros sueños. El ha demostrado en más de una ocasión ser un gran compañero de fatigas, inmerso en el mundo de la pesca desde niño y conocedor de gran variedad de modalidades pasando desde el surfcasting, pesca a corcho, spinning, incluso buceo entre otras, también habiéndose embarcado en muchas ocasiones, es un auténtico apasionado de la pesca. Conocedor de casi todas las artes de pesca ha ejercido en mi como maestro en más de una ocasión. Sus conocimientos de la mar que le son inculcados desde niño por parte de su padre que se ganaba la vida ella, y por otro lado su innato afán de aprender, relacionándose con grandes y veteranos pescadores de la zona han determinado a este pescador.
En una zona marítima muy castigada por la sobre pesca profesional, el ir a probar suerte con buena carnada y buenos materiales de pesca no garantizan captura alguna. Entonces antes de preparar los arreos ( cañas, carretes, anzuelos, etc, etc ) es necesario meter en el macuto una buena dosis de perseverancia. Esto a Juan nunca le ha faltado; tampoco hasta ahora a mi; que en más de una ocasión le he comentado que no arroje la toalla, y siempre me ha dicho lo mismo – yo no pienso perder las experanzas pues eso es lo que nunca me falta.
El pasado martes 1 de Mayo, sin tener pensamiento alguno de ir de pesca; al protagonista de este relato lo despiertan de la cama su compañero Oscar. Juanillo se asoma a la ventana de su casa y la dice a este espérate que bajo a sacar el perro. Con él ya abajo, Oscar con grandes ganas de ir a echar unos lances le convence para que le acompañe, pero Juanillo le dice -¿ si no tenemos cebo?
El amigo con todo ya pensado le responde -tranqui ya está resuelto. Pues un amigo de ellos pescador profesional les guardó algunos chocos y hermitaños. Así pues fueron al puerto a aprovisionarse de cebo fresco.
Después pasaron por varios pesqueros todos ocupados por muchos otros pescadores hasta que llegaron a una playa marbellí donde había un pequeño hueco entre decenas de cañas. Precisamente otros pescadores daban por finalizada su jornada de pesca y ese fue el escenario escogido por nuestros protas. Juan cercano como siempre hablo con los hombres que levantaban sus cañas y que en uno de sus últimos lances observaron una picada muy buena sin éxito.
Juanillo comenzó con lances cortos y cebo sus cañas con hermitaño y choco.
Al cangrejo le dieron un aviso muy claro, pero sin fortuna. Falsa alarma. Al segundo lance turrón del duro en pleno mayo gran picada. La playa que poco antes del mediodía era una feria entre pescadores y paseantes asistieron como privilegiado público a la primera captura del día de Juanillo Robalo. Los años de experiencia en la pesca fueron claves para cobrar un robalo 4´200Kg y digo esto porque comentaba antes las capturas son escasas y menos de este tipo. Él mató el robalo a 50 metros, en el rebalaje lo cansó y lo cobro de forma magistral teniendo en cuenta la poca profundidad de la playa.
Poco después su colega Oscar de nuevo cámara en mano filmaba como Juan se peleaba con otro bicho que en esta ocasión le cruzó una de las cañas y un pedregal en forma de espigón sumergido.
Sin embargo con habilidad y sangre fría dándole al pescado su tiempo justo ni más ni menos tregua, logró cobrar su pieza por el sitio menos comprometido. Sus envestidas finales que fueron poderosas pero vanas hicieron valer aún más su captura ante un pescador en su momento de gloria que alzó de nuevo otro robalo de 3´800Kg. Un doblete muy bueno rompiendo todos los pronósticos pues una mar que no invitaba a tentar estas lobas esta vez si le quiso dar a mi amigo Juan lo negado en muchos otros momentos...
Más tarde sobre las 15:00 yo que estaba en casa recibo el siguiente sms -Juanito ya la he liado...
Acto seguido lo llamo y me cuenta emocionado su idílica experiencia. Al rato cuando su padre ya tenía a unos de los bichos preparado para el banquete, me llegué por su casa y allí pude compartir con él y los suyos su alegría. No paraba de repetirme que me había echado de menos en esos momentos y me insistía en que aún no se lo creía.
Estas cosas me hacen constatar que la perseverancia y la experanza unida a unos conocimientos amplios tarde o temprano te recompensan. Y esto fue todo de no tener pensado salir de pesca a no tener nevera para meter a los bichos ¡¡¡Enhorabuena Juan!!!!