En esta ocasión el plan, siendo enero y con la presencia de un frente frío e inestabilidad atmosférica, era sin duda buscar rompientes en arenales. La opción estudiada con unos días de antelación daba buena sensaciones desde mucho antes de salir.
Aunque no llovía el clima era extremadamente húmedo y el frío reinaba a sus anchas en el emblemático arenal. La corriente a la llegada todavía con Sol era alta, las pirámides de 130 les costaba aguantar, en una segunda linea de lance con plomos portugueses de 130 y linea del 16 pude notar algo menos de resaca.
Pronto al oscurecer cebamos con choco muy muy fresco, y algunos sargos y bailas de pequeño porte devolvimos al agua.
Entonces durante las primeras horas de subida me da por mirar la vieja " STOM RIDER " del primacho completamente en banda, ambos nos dimos cuenta yo en mi puesto y el unos 100 metros de mi posición también ( la corriente seguía subiendo y abrimos más las cañas ) Evidentemente al estar cebada con una buena parte de la panza de una jibia, todo parecía indicar que al otro lado de la linea un actor visualizados días antes en ese mismo instante llegaba a escena con su autoridad y protagonismo característica, varios leves cabezazos y su entrega no nos hacía dudar de que dos especies serían, baila o robalo, hasta que llegó a la orilla, la linea navego y dos carreras seguidas arqueó de forma errónea la zum zum, mi primacho que guardó en todo momento la calma y abrió correctamente su freno desde el principio pecó de un fallo trascendental en especies de boca blanca, el no bajar suficiente el puntero. El chapoteo entre la ola y la cola, pues nada más vimos nos dijo adiós.... tras segundos de ver como subía el aparejo con la tira por la mitad del coal, y la carita de ver como ellos también juegan esta partida y la ganan con total poderío en ocasiones, nos apresuramos, animando al primacho desde la experiencia a que fuera a por otro....
Cuando se pesca el temporal, no podemos clavarnos los pies a esperar que el pez tire o destense la linea, debemos bajar el puntero y avanzar o retroceder con los golpes de mar, hasta que el pez se entregue, aunque no tiren al principio estos depredadores mueren en la orilla, pero siempre te darán un mínimo de dos carreras antes de entregarse, y sus labios, (que es por donde suelen venir comidos ) en ocasiones no aguantan el peso del animal cuando son de porte más la succión de retorno de la ola.
Pero como ese no había valido fuimos a por otro...
La llenante no dió ningún momento de actividad y esperamos pacientes luchando con la corriente a la pleamar y su reparo, pero ni sargos ni bailas ni robalos asomaron por nuestros puestos...
Ya en el inicio del periodo de bajada de la marea pusimos punto y final a nuestra jornada.
Una jornada en una playa solitaria en unas aguas magníficas, con una compañía excepcional, con un momento de actividad enmarcado en la bajamar y una gran anécdota para recordar.
No siempre ganamos nosotros....
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